El último viernes de noviembre, desde 1992, se celebra el Día Mundial sin Compras (Buy Nothing Day, en inglés), que coincide, paradójicamente, con el Black Friday. Algunas ciudades son escenario de protestas durante esta jornada, con la finalidad de invitar a la población a no consumir, y también como método de denuncia de nuestra forma de producción masiva.
Este 27 de noviembre, el movimiento ecologista también sale a las calles en todo el mundo para concienciar sobre la problemática que afecta al medio ambiente, que se ve desfavorecido por los modelos de producción del mundo actual. Además, esta jornada representa una oportunidad para promover alternativas al consumo masificado, y las redes sociales se llenan hoy de mensajes con los hashtags #DiaMundialSinCompras, #DiaSinCompras, #BuyNothingDay, o #shoplesslivemore (compra menos, vive más).
No se trata de un boicot a las empresas que comercializan productos, sino que es una especie de huelga de consumidores que insta a no adquirir artículos innecesarios, tanto por nuestro beneficio como sociedad, como por el bien de la naturaleza. El Día sin Compras coincide también con el Green Friday, que propone alternativas responsables al consumo convencional, y que ha surgido como protesta frente al Blak Friday.
Cómo surgió el Buy Nothing Day
El Día Mundial sin Compras nació de la mano del artista Ted Dave, procedente de Vancouver, y encontró su eco en el colectivo canadiense Adbusters, bajo el lema «lo bastante es suficiente». Fue precisamente en la ciudad de Vancouver donde se celebró por primera vez esta jornada, en septiembre de 1992, aunque más tarde, en 1997, se trasladó al día posterior a Acción de Gracias, y adquirió, de esta manera, un mayor significado al coincidir con el «viernes negro», uno de los días de mayor actividad comercial de todo el año.
Pero el objetivo del Día Mundial sin Compras no se centra únicamente en el rechazo al consumismo promovido por el Black Friday, sino que también pretende ser una llamada de atención contra las compras compulsivas en esta época inmediatamente anterior a las fechas navideñas.
El poder de los consumidores
La jornada del Buy Nothing Day, además de ser una crítica al sistema de producción actual, es también una forma de concienciación sobre nuestro poder como consumidores. Y es que, si las personas rechazan efectuar cualquier tipo de compra durante estas 24 horas, ello pondría a las grandes empresas en alerta para que estas también se dieran cuenta del impacto que supone su actividad y de que esto genera cierto rechazo, lo cual podría representar un antes y un después en los modelos comerciales.
De esta manera, nosotros, como consumidores, somos quienes decidimos qué comprar, o sencillamente no hacerlo. Pero el Buy Nothing Day también ha despertado las críticas, pues algunas asociaciones han afirmado que aunque haya quienes no consuman nada durante un día, comprarán más al día siguiente, por lo que este movimiento perdería todo su significado.
Sin embargo, este tipo de afirmaciones consideran que los consumidores nos dejamos llevar por las ofertas y la publicidad que anima a las compras masivas, y que no somos capaces de estar un solo día sin consumir o de dar, al menos, un primer paso para cambiar nuestros hábitos. Pero cada vez son más los ciudadanos que se suman al movimiento ecologista y anti-consumo, y buscan alternativas sostenibles a sus objetos de uso cotidiano. El zero waste tiene cada vez más adeptos y todo apunta a que incluso las marcas convencionales incluirán, pocco a poco, artículos de este tipo en su producción, si bien algunas, como Colgate, ya lo han hecho.