Desde las imágenes de China hechas por la NASA para comprobar los niveles de contaminación, no han dejado de aparecer noticias sobre que la Tierra está reviviendo mientras nosotros permanecemos en casa. En Europa también se están viendo las consecuencias directas del parón de gran parte de la actividad productiva y los desplazamientos. La comparativa de enero a marzo tiene este aspecto:
Estas informaciones han sido acogidas con entusiasmo en entornos ecologistas y parte de ellos está hablando de un cambio en la forma de percibir la actividad humana y el consumo. El profesor Mike Berners Lee de la Universidad de Lancaster opina al respecto que “el Covid-19 es una oportunidad de re-evaluación y re-cableado. No será muy divertido, pero le da a la humanidad una oportunidad forzada de detenerse y pensar «.
¿Es una nueva oportunidad para el consumo responsable? Lo sabremos en unos meses. Sin embargo, hay voces críticas que opinan que la convergencia a un mundo menos contaminado no sucederá porque tras la crisis la humanidad volverá a sus actividades habituales.
El país en el que se puede ver atisbos de lo que podría augurar el futuro es China puesto que está en un estadio más avanzado de lucha contra el Covid-19 y los pronósticos no son alentadores. El confinamiento ha provocado un parón en la actividad económica y el país en el que comenzó la crisis pretende insuflar vida en su economía con la producción de energía obtenida del carbón.
La pandemia no para el cambio climático ni sus consecuencias
Greenpeace reporta que, aunque las emisiones de tales gases como el nitrógeno de carbono (NO2) por primera vez en la historia se adaptan a los niveles aceptados por la OMS, la concentración de gases, y sobre todo de CO2 en la atmósfera no deja de crecer.
El confinamiento de las personas ha disminuido la contaminación a corto plazo pero es posible que la tendencia no se mantenga
En el mes de febrero en China las emisiones cayeron un 25% y Madrid en en estos momentos contamina un 56% menos y se ha deshecho de su boina de humo que impedía ver el horizonte y la sierra detrás de la capital. Sin embargo, son datos aislados comprendidos en un contexto amplio y en un historial de contaminación que data de varias décadas, si no es que siglos.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) comenzó a registrar las emisiones de CO2 a la atmósfera en 1958 y desde entonces no se ha podido observar ninguna caída.
Fuentes: Greenpeace, NOAA
Petteri Taalas, el secretario general de la Organización Meteorológica mundial advierte: “Las consecuencias del cambio climático y de la creciente cantidad de desastres de naturaleza meteorológica no cesan. La pandemia de la COVID-19 conlleva un desafío adicional, y puede agravar los riesgos asociados a múltiples peligros a nivel de un único país”.
La Organización emplea vuelos comerciales para advertir de fenómenos atmosféricos. Ahora, con su reducción, los datos podrán ser incompletos. Es la contrapartida negativa de frenar la actividad de un sector que resulta altamente contaminante.
Crisis económica y medios para combatir el cambio climático
La economía mundial ha entrado en recesión por la incertidumbre provocada por la pandemia del coronavirus. Medios como The New York Times apuntan que será prolongada y que seguramente se extienda más allá de este año. Una de las afirmaciones que defienden es que los negocios no volverán a ser los mismos.
Puede ser una oportunidad para poner un punto y aparte y reorientar la actividad económica a senderos más limpios y éticos. Para ello, es útil la experiencia que ha adquirido la sociedad de actuar ante emergencias.
Cabe recalcar que el calentamiento global ha impulsado a Gobiernos a declarar la emergencia climática, como fue en el caso de España. Las medidas puestas posteriormente no fueron tan contundentes, de modo que la sociedad debe exigir a los dirigentes cambios.
También se plantea el escenario en el que haya una falta de voluntad generalizada en inversiones limpias y respetuosas con el planeta cuando la economía esté pasando por sus peores momentos.
Enfermedades zoonóticas y cambio climático
Las enfermedades zoonóticas son aquellas que se transmiten de los animales a los seres humanos. En la actualidad hay evidencia científica de que el cambio climático y el aumento de transmisiones de enfermedades entre especies van de la mano.
Los animales migran en búsqueda de climas más afables para ellos y las enfermedades propias de ciertas zonas del mundo se trasladan a otras. El virus del Nilo Occidental se ha convertido en algo frecuente en Europa, cuando antes era esporádico, según Mariano Domingo, investigador del del Centro de Investigación en Sanidad Animal del IRTA.
En la actualidad este tipo de enfermedades se transmite más bien a través de animales vivos y no tanto a través del alimento. El Covid-19 por su estructura ha podido ser transmitido al ser humano por el pangolín o por el murciélago y no necesariamente muertos.