Greenpeace ha presentado, recientemente, su informe “Ecoembes miente: Desmontando los engaños de la gestión de residuos de envases domésticos”, cuya misión es denunciar las carencias en el sistema de reciclaje actual en España, que no ha dado resultados notables desde su implantación, hace ya veinte años. La ONG señala a Ecoembes como uno de los responsables principales de la mala gestión de los envases y reclama soluciones eficaces para minimizar la contaminación.
Qué es Ecoembes
Ecoembes se define a sí misma como una organización medioambiental sin ánimo de lucro, cuyo cometido es la gestión de los residuos en España, concretamente aquellos que van a los contenedores amarillo y azul (plástico y papel y cartón, respectivamente). Sin embargo, Greenpeace indica en su informe que, en realidad, Ecoembes es “un monopolio formado por las principales marcas contaminantes de plástico (Coca-Cola, Nestlé, P&G…)”, que han rechazado poner en marcha alternativas para una gestión más eficiente.
Greenpeace acusa a Ecoembes de mentir en datos como el referente a la tasa de reciclado de envases domésticos, que la organización española sitúa en un 78,8%, mientras que Greenpeace la posiciona en un 25%. La asociación ecologista, además, señala su desconfianza en los datos oficiales, debido a la falta de control por parte de las administraciones, y a la incapacidad de las autonomías para hacer mediciones fiables.
Por ello, Greenpeace reclama al Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico el diseño de una ley que apueste por la implantación del SDDR (Sistema de Depósito y Devolución de Residuos), un método que genera tanto defensores como detractores, y que consiste en la devolución de una tasa al consumidor que previamente ha pagado cuando ha realizado la compra de un envase. Asimismo, la ONG pide el fomento de medidas como la eliminación de los envases de un solo uso del mercado, y abre la puerta a sistemas como el de puerta a puerta, a través del cual la recogida se realizaría en la entrada de las viviendas o comercios.
De igual manera, la asociación ecologista demanda que sean las administraciones públicas las encargadas de gestionar el reciclaje, y no Ecoembes, a la vez que insta a las primeras a ejercer un mayor control con las empresas que incumplan la normativa, a investigar las prácticas fraudulentas, a regular las exportaciones, y a crear un órgano capaz de aportar datos fiables.
¿Dónde van a parar los envases de plástico?
El informe de Greenpeace señala los cinco destinos habituales de los residuos generados por la población española, que son los siguientes:
Vertederos. Casi la mitad de los plásticos en España termina en vertederos, a pesar de que podría reciclarse un mayor porcentaje. Greenpeace saca a la luz el ejemplo de Utiel Recicla SL, instalación valenciana en la que, desde 2016, se acumula plástico resultante de ocho empresas, de las cuales seis están adjudicadas por Ecoembes. Hace dos años, una sentencia obligó a la retirada de los residuos, pero no se ha producido.
Quemados. En los últimos años, se han producido 342 incendios en plantas de reciclaje, algo que la ONG ecologista califica como «sospechoso», a la vez que reclama a las autoridades una investigación acerca de este asunto.
En el medio ambiente. Es el lugar más visible de todos aquellos a los que pueden ir a parar los envases, y el ejemplo más conocido es el de los ecosistemas marinos, que acumulan millones de toneladas de basura, entre la que se encuentran microplásticos.
A terceros países. La falta de regulación de las exportaciones provoca que los plásticos, en ocasiones, acaben en otros países donde la gestión de los residuos es cuestionable. Entre los territorios del planeta donde va a parar un porcentaje de los residuos generados en España se encuentra, principalmente Malasia, aunque Greenpeace también señala a Indonesia y Ghana como receptores de nuestro plástico.
Incineradoras. En este caso, Ecoembes sí reconoce el uso de la incineración de los residuos cuyo fin sería generar energía. Sin embargo, Greenpeace apunta a este método como el peor para deshacerse de los envases, pues da lugar a la emisión de sustancias muy tóxicas, metales pesados y gases de efecto invernadero.
Sobrecostes
Según Greenpeace, Ecoembes ha bloqueado alternativas más eficaces a la gestión de los residuos, como el SDDR, que minimizarían el coste de la actual gestión. La ONG indica que las empresas productoras tienen un sobrecoste al verse obligadas a pagar el punto verde, un porcentaje destinado a que Ecoembes pueda recuperar y reciclar los envases domésticos que estas lanzan al mercado. Pese a la tasa, una gran cantidad de residuos no son recuperados y se quedan contaminando el entorno, y por tanto, el objetivo del punto verde no se cumple, no solo por la gestión, sino también porque muchos ciudadanos no tiran los envases al contenedor amarillo. De esta manera, Greenpeace demanda que sean las administraciones quienes gestionen el dinero recaudado por el punto verde, y no Ecoembes; y de cara a los ciudadanos, los insta a separar los envases, al menos hasta que dispongamos de un sistema más eficaz con respecto a los residuos.
La actual gestión también supone un sobrecoste para la población, debido al gasto que hacen los ayuntamientos para pagar la recogida de los envases. La asociación ecologista considera que los ciudadanos son el motor del cambio, y en su mano está rechazar los envases de un solo uso, el exceso de plástico, la apuesta por la compra de productos a granel o el consumo de agua del grifo. Asimismo, los ayuntamientos habrían de fomentar medidas de reducción de plásticos de usar y tirar.