La artemisa se conoce científicamente como Artemisa vulgaris. También es conocida de forma popular como hierba de San Juan. Se trata de una planta aromática. Su nombre proviene de Artemisa, hermana de Apolo, diosa griega cuya función era ser la protectora de la mujer.
Es miembro de la familia de las margaritas y originaria de Asia y Europa. Su altura puede alcanzar los 1,80 metros y el color de sus flores pueden ser amarillas o marrones rojizas en el verano. Sus hijas presentan una especie de pelusa plateada en el envés y tiene un olor parecido al de la salvia. Si la pruebas, verás que el sabor es más bien amargo.
Las raíces, hojas, tallos y flores de esta planta se usan en la medicina popular. Su uso es principalmente para hacer tintes, extractos, tónicos, polvos, aceites esenciales o infusiones como el té.
¿Qué propiedades tiene la artemisa?
La mayor parte de la gente no es amiga de la artemisa ya que se propaga muy rápido y de forma agresiva apoderándose de grandes partes de un jardín. Además, puede causar alergias a las personas que son alérgicas a la ambrosía pues tienen relación con ésta. Sin embargo, sus propiedades medicinales son conocidas desde hace siglos.
La artemisa se utiliza para muchas cuestiones médicas. Entre las más comunes podemos encontrar las siguientes: aliviar el estrés, aumentar la energía, aliviar los dolores de cabeza, el picor, los problemas de digestión, los dolores musculares, repeler insectos o favorecer la salud del hígado, entre otros.
Contiene aceites esenciales, mucílagos, resinas taninos y otros compuestos. Todos ellos son los que le otorgan las propiedades medicinales naturales y la convierten en una planta medicinal. La artemisa es antibacteriana, analgésica, anticonvulsiva, antiséptica, emoliente, calmante, tónica, estimulante y antinflamatoria.
¿Qué beneficios y usos tiene la artemisa?
Hoy en día, la artemisa se usa de manera regular para personas que tienen distintas afecciones. Principalmente en personas con: periodos irregulares (menstruación), ansiedad, fatiga crónica, cólicos, estreñimiento, depresión, eczemas, diarrea, epilepsia, migrañas, insomnio, nauseas o vómitos.
Además, esta planta también se usa fuera del ámbito de la medicina. Puede utilizarse en la cocina para aromatizar alimentos y bebidas. Entre las cuales podemos encontrar pescado, carnes, ensaladas, caldos e incluso postres. De hecho, un dato interesante es que, la artemisa, se usaba mucho antes que el lúpulo para aromatizar la cerveza.
La artemisa se puede encontrar en farmacias y herbolarios en distintas formas. Bien sea en forma de extracto, tinturas, hojas secas, polvos, aceites o suplementos.
¿Qué precauciones debemos tomar en el consumo de artemisa?
Es cierto que la artemisa se considera una planta segura para la mayoría de las personas. Sin embargo, las embarazadas no deben consumir artemisa en ninguna de sus formas. Tampoco los niños han de tomarla pues aún no hay ningún estudio que demuestre que sean beneficiosas para los menores.
Hay que recalcar también que las personas alérgicas han de alejarse de esta planta. Pueden llegar a provocarles reacciones alérgicas graves. Debido a ello, antes de empezar cualquier tratamiento con plantas medicinales es necesario consultar con nuestro médico de cabecera.
