La evolución que han experimentado en las últimas décadas las passiv houses, casas en la que se utilizan recursos de arquitectura bioclimática combinados con una gran eficiencia energética, indica que efectivamente la unión de diseño y ecología es una realidad.
Las passiv houses no son una novedad, de hecho, se empezaron a gestar en los años ochenta cuando el boom verde, que finalmente resultó ser una estrategia de marketing, comenzaba a extenderse por todo el mundo. Ahora somos más conscientes del peligro que conlleva destruir el medio ambiente porque las consecuencias son inmediatas. Por eso, no parece que las corrientes ecofriendly que están surgiendo en todos los ámbitos de nuestro día a día vayan a tratarse de una simple moda.
La construcción de nuevas viviendas sostenibles son la solución a la mayoría de los problemas medioambientales que generamos a nivel personal. Además, este tipo de viviendas ofrecen a sus inquilinos un ahorro enorme de costes en energía calefactora y refrigeradora porque los materiales con los que se construyen y la tecnología de los sistemas de mantenimiento están escogidos especialmente para ello.
Construcción sostenible según los Principios de Hannover
El diseño no se puede dejar a un lado. Hace no muchos años diseño y ecología eran conceptos enfrentados destinados a no reconciliarse pero, lo cierto, es que cada vez más empresas de interiorismo, estudios de arquitectura e inmobiliarias están más concienciados con el cuidado del medio ambiente y la integración de viviendas en el entorno natural.
En este sentido, el diseño sostenible viene definido por los Principios de Hannover, elaborados por William McDough y Michael Braungart y presentados en las Expo de Hannover en el año 2000. Las viviendas sostenibles de nueva construcción se basan, por tanto, en los siguientes principios:
- Insistir en los derechos de la humanidad y la naturaleza para coexistir en condiciones saludables, solidarias, diversas y sostenibles.
- Reconocer la interdependencia y aumentar el cuidado en el diseño, hasta reconocer sus efectos incluso en la distancia.
- Respetar las relaciones entre espíritu y materia y considerar todos los aspectos de los asentamientos humanos, incluyendo la comunidad, la vivienda, la industria y el comercio.
- Responsabilizarse de las consecuencias derivadas de las decisiones en diseño sobre el bienestar humano; la viabilidad de los sistemas naturales y su derecho a coexistir.
- Crear objetos de valor seguro a largo plazo y no relegar en las futuras generaciones el mantenimiento derivado de la creación descuidada de productos, procesos o normas.
- Eliminar el concepto de residuo y evaluar y optimizar el ciclo de vida completo de productos y procesos, para abordar el estado de los sistemas naturales, en el que no haya desperdicios.
- Depender de los flujos de energía naturales. El diseño humano debería, como el ciclo de vida natural, derivar sus esfuerzos creativos del aporte perpetuo de energía solar. Incorporar la energía eficientemente y de forma segura, para un uso responsable.
- Entender las limitaciones del diseño. Ninguna creación humana dura para siempre y el diseño no resuelve todos los problemas.
- Buscar la mejora continua mediante el intercambio de conocimientos, fomentar la comunicación directa y abierta entre amigos, clientes, fabricantes y usuarios para vincular las consideraciones de sostenibilidad a largo plazo con responsabilidad ética y re-establecer una y otra vez la relación entre los procesos naturales y la actividad humana.