Los EPI se están desechando continuamente debido a la pandemia de COVID-19, lo que se convierte en una amenaza significativa para el medio ambiente. Un estudio publicado en la revista “Biofuels” realizado por la Universidad de Estudios de Petróleo y Energía de la India sugiere que se le debe poner freno. Proponen una estrategia que podría ayudar a mitigar este problema.
El plástico se podría convertir en biocombustible. Pero ¿Cómo? En el estudio, una de las autoras, Sapna Jain, señala que la transformación no servirá únicamente para reducir los efectos secundarios de los EPI en la humanidad sino también, permitirá producir una fuente de energía sostenible. Por ello, la estrategia que han propuesto es “una medida sugerente que aborda el problema anticipado de la eliminación del EPI”.
La influencia de los EPIS en el medio ambiente
Si bien es cierto que el parón de las actividades económicas debido a la cuarentena permitió sanear la capa de ozono y mejorar la calidad del aire y de las aguas, se ha producido un aumento de contaminación debido al plástico de las mascarillas, sobre todo del de usar y tirar.
Por ejemplo, aunque a primera vista los guantes de látex natural puedan parecer una opción ecológica, no siempre lo son. Depende de qué aditivos químicos hayan sido utilizados en su producción. Es el motivo por el que, cuando se descomponen, pueden dañar el medio ambiente.
Según el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicado en 2019 la contaminación por plásticos es uno de los principales problemas ambientales del planeta. Asimismo, un informe de Ecoembes señala que desde el inicio del estado de alarma se ha incrementado un 15% la recogida de material en los contenedores amarillos.
A principios de 2020 se percibía que la sociedad estaba plenamente concienciada de los problemas de sostenibilidad de los plásticos. Pero el hecho de necesitar frenar la propagación del virus ha causado que el plástico sea un material indispensable.
Los EPI se ha diseñado para un solo uso en su gran mayoría. Su eliminación no es completa, tan solo se tiran a la basura y acaban en vertederos u océanos, por lo que necesitarán décadas para descomponerse.
Por ello, proponen su reciclaje y descomposición. Los EPI deben convertirse en combustible mediante pirólisis, proceso químico que por medio de temperaturas de entre 300 y 400 grados durante una hora, se descompone el plástico.