La mitad de los hogares españoles hace uso de las toallitas higiénicas húmedas en sus inodoros. Lo que la gente no sabe es que la utilización de este producto se ha convertido en una problemática. De ser arrojadas por el retrete a ser el monstruo de las cloacas, mares y océanos, este es el recorrido de este producto higiénico.
Hoy día, hay gente que vierte las toallitas húmedas por el inodoro, sin saber que es un residuo que tarda alrededor de unos 500 años en descomponerse. Esta práctica ocasiona grandes consecuencias negativas, tanto para el planeta como para las redes públicas de saneamiento y alcantarillado. Por esta razón, cada vez son más los especialistas que luchan por poner de relieve estos prejuicios económicos y ambientales.
Este material es un contaminante más, se comporta de la misma manera que los plásticos y causa el mismo impacto negativo en el medioambiente. Asimismo, tal y como se ha señalado, supone un obstáculo para los conductos de depuración de aguas, ya que pueden quedar atascadas. Por esta razón, es de vital importancia saber distinguir entre los dos tipos de toallitas que hay.
¿Papel húmedo o toallitas higiénicas?
En la actualidad, no existe un reglamento específico que aclare qué productos se pueden arrojar por el inodoro porque se pueden descomponer a lo largo de la red de saneamiento. Por esta razón, los consumidores de este tipo de elementos tienen una gran confusión. Asimismo, también hay dudas sobre cuáles son las diferencias ente el papel higiénico húmedo y las toallitas higiénicas.
Son dos de los productos higiénicos que más utilizan los españoles en el inodoro, y saber distinguirlos es fundamental. Por un lado, nos encontramos con las que son aptas para verter por el inodoro, es decir, el papel higiénico húmedo, ya que está elaborado por una serie de fibras naturales vegetales que se desintegra con el agua. Por otro lado, están aquellas que no son biodegradables, por lo que es necesario desecharlas. En este caso nos referimos a las toallitas higiénicas, fabricadas a base de fibras artificiales que no se descomponen con facilidad y quedan por el ecosistema impactando de manera negativa.
No obstante, aunque el envase señale que es biodegradable no quiere decir que sea respetuoso con el medioambiente. Lo único que señalan es si el material puede ser desintegrado o no. Por esta razón, es importante diferenciar esta palabra de otras muy empleadas con el mismo contexto. Por ejemplo, cuando se señala que un producto es desintegrable, quiere decir que se diluye con facilidad al entrar en contacto con el agua. Si es desechable, está pensado para un solo uso, lo que se conoce como “usar y tirar” ya sea en el inodoro o en la papelera
Para combatir esta problemática del monstruo de las toallitas, denominado así por su aspecto de masa grasienta y viscosa, la Asociación Española de Normalización, con la colaboración de fabricantes y empresas del sector de los saneamientos, proyectó la norma UNE 149002:2019, que señala los requisitos para diferenciar los productos desechables por el retrete de los que no lo son. Estos principios se materializan en un logo de dos colores, visible en el frontal de los envases y con un diseño común en toda la industria:
- El verde indica que es apto para su correcta eliminación a través del inodoro.
- El rojo advierte de que, bajo ningún concepto, debe verterse en el inodoro, sino en la papelera
Para alcanzar el logo verde, las toallitas deben superar cinco procesos de laboratorio, relacionados con su composición, dispersión, desintegración, sedimentación y biodegradación.
Judit Sisternes, responsable de Aitex, laboratorio español que realiza dichas pruebas
“Se puede resumir en que estos productos no contengan materiales plásticos, no floten y sean capaces de desintegrarse, para no atascar ni obstruir las redes de saneamiento público”
La normativa aún es opcional, pero a partir del 3 de julio de 2021 las toallitas, compresas y tampones que contengan plástico deberán tener un logo marcado en el envase que lo especifique, así como informaciones para gestionar de manera adecuada su residuo
Toallitas al inodoro: una catástrofe ambiental
Estos productos son los responsables de provocar la problemática con la que se han encontrados lugares como Miranda del Ebro, Málaga, Alicantes, Benidorm o Sevilla.
En 2019, la localidad de Miranda del Ebro sufrió una riada de gran escala, lo que provocó que el parque de las riberas del Ebro se viera afectado. A pesar de ser una de las zonas más verdes y bonitas del casco urbano de la ciudad, desde ese momento ha presentado una imagen que deja mucho que desear. Los plásticos y las toallitas húmedas empezaron a invadir este espacio, lo que ha condicionado mucho a los vecinos, ya que ha impedido que puedan disfrutar de la naturaleza y las vistas de este lugar.
De hecho, personas afectadas como Jon Kortajarena han denunciado la situación a través de un vídeo e imágenes en sus redes sociales. Dicho contenido audiovisual iba acompañado de mensajes como “esto no es el mar, es el río Ebro a su paso por Miranda de Ebro”, o “lo que se ve pegado a los árboles son toallitas, también se ve una compresa, bolsas de plástico, ropa, etc”.
Asimismo, en febrero de este mismo año, en Écija (Sevilla), los operarios de la compañía Aguacampiña, han tenido que intervenir en una avería de las tuberías tras ser colapsada por toallitas higiénicas, llegando casi a un metro cúbico de volumen.
Lo mismo ha ocurrido en Benidorm, la cuál lucha día tras día por limpiar las tuberías y filtros para que este producto no dañe el subsuelo de sus calles y acabe suponiendo un gasto en recursos técnicos y económicos. En concreto, durante el 2017 limpiaron 368 toneladas de toallitas higiénicas, y en 2018 200 toneladas. Esto significa que el problema todavía persiste.
También Nerja (Málaga) se ha visto afectada por esta catástrofe. En las siguientes imágenes se pueden observar las 9 toneladas de basura formadas por toallitas y otros residuos. La costra tiene 20 metros de diámetro y tres de altura
Concienciación
Frente a este acto, ya que aún son muchas las personas que creen que no sucede nada por tener la falsa creencia de que son biodegradables, empresas públicas de Abastecimiento de Aguas y Saneamiento como Acosol, junto con la empresa gestora del ciclo del agua Hidralia han creado una campaña de concienciación contra el vertido de toallitas y otros residuos sólidos como bastoncillos, papeles, tampones o cualquier otro material por el retrete.
Bajo el lema “El extraño caso de las toallitas”, la campaña trata concienciar a la sociedad de que el inodoro no puede ser utilizado como papelera, y se centra, de manera específica. en las toallitas, ya que su uso es muy generalizado.
Gestos tan sencillos como no tirar estos materiales por el baño, son el remedio para evitar esta serie de males mayores y para que esta problemática deje de existir.
Acciones tan simples como reducir el consumo de materiales difícilmente biodegradables, instalar una papelera en el baño para tirar todos los residuos y dejar de utilizar el inodoro como papelera son algunas de las alternativas para acabar con este monstruo.
Es muy cómodo utilizar el inodoro como papelera, ya que con pulsar un botón se traga todo. Pero debemos tener la responsabilidad suficiente y ser conscientes de que el servicio no es un vertedero y que arrojar residuos por el implica graves consecuencias, tanto saludables como medioambientales.
El monstruo de las cloacas es la cara oculta de las toallitas higiénicas. Parecen inofensivas porque las venden como productos de higiene y ocupan un gran espacio en las estanterías de los supermercados, pero no es la verdad. La realidad es que al tirarlas por el inodoro se transforman en un magma viscoso y gigante de residuos que termina flotando en ríos, mares u océanos. Para evitar esta problemática, pon una papelera en tu baño y contribuye al cuidado del medio ambiente.