Trece países Europeos solicitaron a la Comisión Europea que revise qué medidas del Pacto Verde se pueden adelantar después de que saliera a la luz el jueves 9 de abril. Originariamente diez países firmaron el Pacto Verde: Austria, Dinamarca, España, Finlandia, Italia, Letonia, Luxemburgo, Holanda, Portugal y Suecia. A estos se les unieron Alemania, Francia y Grecia.
La finalidad del Pacto Verde es conseguir una Europa sostenible y climáticamente neutra y lo que solicitaron los países firmantes es poner en marcha algunas medidas lo más pronto posible para paliar los efectos de la crisis económica en la que se ha emergido el viejo continente después de que el coronavirus corriese por él como la pólvora.
📢Una alianza europea, con @Teresaribera @pcanfin y dos centenares de diputados, empresarios y activistas reclaman que la UE supere la crisis tras el #COVID19 a través de la lucha contra el #CambioClimatico
— Transición Ecológica y Reto Demográfico (@mitecogob) April 14, 2020
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La firmante del documento en España es la ministra de Transición Ecológica y Vicepresidenta Cuarta, Teresa Ribera. Ella y el resto de ministros suscriben la que la Unión Europea debe “enviar una señal política al mundo y a sus ciudadanos de que la UE liderará con el ejemplo, incluso en momentos difíciles como el actual, el camino hacia la neutralidad climática y el cumplimiento del Acuerdo de París”.
España está entre los trece países europeos que ha solicitado adelantar medidas del Pacto Verde para relanzar la economía después del impacto del COVID-19.
Con este pacto, los países europeos vertebran un plan de actuación que girará entorno a tres objetivos: que no se produzcan emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050, que se el crecimiento económico y el uso de recursos no vayan de la mano y que nadie se quede atrás.
Las medidas que establece la hoja de ruta del Pacto Verde
La hoja de ruta del Pacto Verde lleva publicada desde diciembre de 2019 y todas las medidas están planificadas para ser implementadas entre 2020 y 2021. Las medidas afectarán al sector energético que se convertirá en sostenible tras recortes sustanciales en emisiones contaminantes y la apuesta por energías renovables. Esto último tendrá su aplicación desde la construcción pues los nuevos edificios deberán ser sostenibles.
La industria, el sector primario y los transportes también deberán adaptarse. La Unión Europea exigirá adaptarse a una economía circular, la reducción de sustancias nocivas y fórmulas de funcionamiento no contaminantes.
La crisis sanitaria y su efecto en el cambio climático
El COVID-19 ha logrado que todas las instituciones se vuelquen en una situación que claramente se considera crisis y de emergencia. La crisis climática también se considera una emergencia, sin embargo, hasta el momento no ha habido actuaciones contundentes por parte de las instituciones más allá de planes y medidas regionales o nacionales.
Parece que algo ha cambiado, pues el concepto de crisis ha tomado un nuevo significado, los ministros europeos claman que “debemos comenzar a prepararnos para reconstruir nuestra economía e impulsar los planes de recuperación necesarios para lograr un progreso y prosperidad renovados y sostenibles para Europa y sus ciudadanos. Los esfuerzos para frenar la crisis climática y ecológica deben ser prioridad en esos planes de recuperación. Es imprescindible que la UE mantenga su ambición para mitigar los riesgos y los costes de la inacción frente al cambio climático y la pérdida de biodiversidad”.
Poco antes de que los trece países hicieran la petición de revisar el Pacto Verde a la Comisión Europea existía incertidumbre sobre cómo se gestionaría la crisis económica y sobre si perjudicaría las medidas contra el cambio climático. Y aunque ahora más o menos se haya despejado las dudas cabe preguntarse qué pasará con los países que no apoyan el Pacto Verde. Entre ellos hay casos como el de Polonia donde están las 36 de las 50 ciudades europeas más contaminadas y donde parece no haber intención de cambio por “la falta de medios”.
También hay que entenderlo dentro de un contexto mundial, pues aunque en Europa la situación cambie no servirá de nada si países como China, Estados Unidos, India, Rusia y Japón no cambian sus políticas medioambientales. Tan solo China emite casi el mismo CO2 que los cuatro países siguientes. Y las noticias no son alentadoras, pues las autoridades chinas quieren relanzar su economía construyendo centrales de carbón.
La comparativa es abrumadora pero China emite anualmente 10.249.463 toneladas de CO2 cada año, mientras que los países de la Unión Europea en su conjunto emiten 3.411.318 toneladas.