Programación verde es el nombre de un movimiento a nivel mundial que pretende disminuir la huella de carbono que se genera cuando se diseñan las páginas web. Para ello, sus creadores utilizan la mínima codificación posible, con el objetivo de combatir la emergencia climática.
El hecho de programar una página en Internet supone, en primer lugar, el uso de electricidad, y cuanto mayor sea el peso, más energía se gastará y, por tanto, generará una mayor huella de carbono e impacto en el medio ambiente. Al comprobar esto, el programador Danny van Kooten tuvo la idea de reducir las líneas de código como aportación a la lucha contra el cambio climático, dentro del sector de la tecnología. Según sus estimaciones, esta modificación podría «reducir mensualmente las emisiones de CO2 en 59 toneladas, lo mismo que dejar de conducir mi coche unos 421000 kilómetros».
A su vez, una reducción en la codificación provoca que las webs carguen a una mejor velocidad que cuando el cifrado es más extenso, en el supuesto de que en ambos casos estemos conectados a una misma red. Los datos se transfieren más rápido porque pesan menos, y podemos acceder más pronto a la página que deseamos. Como afirma Danny van Kooten, «todo elemento que consuma electricidad es un problema para el medio ambiente, y si una página puede consumir una cantidad menor de energía mientras se mantiene su funcionalidad, siempre será positivo».
Tecnología, un sector clave
El ámbito de la tecnología resulta esencial para atajar la problemática de la emergencia climática, sobre todo ahora que el teletrabajo ha llegado para quedarse y cada vez más personas hacen uso del mundo digital en todos los ámbitos de su vida. Por tanto, el tráfico en las páginas de Internet y los servidores es mucho mayor que hace años, y ello contribuye a aumentar la huella ecológica digital.
Pero quizá te preguntes cuál es la huella de carbono de tu página web o de algún otro portal sobre el que tengas curiosidad. Para ello, la plataforma Website Carbon Calculator te ayuda a comprobarlo. Solo tienes que escribir en enlace de la web y automáticamente recibirás el dato. También podrás saber si el servidor que aloja esa página funciona gracias a energía renovable o no.
Otras innovaciones
Además de la idea de Danny van Kooten, ha habido otras innovaciones que contribuyen a reducir la huella digital. Por ejemplo, un grupo de estudiantes ha creado un nuevo filtro para Instagram, con el que se minimiza la imagen en un 40% de su tamaño original. La estética funciona, la web carga más rápido y el usuario puede subir la fotografía a mayor velocidad.
Pero no hace falta ser un programador experimentado para reducir nuestra huella ecológica digital. Con la simple decisión de enviar o no un correo electrónico, podemos aportar a dicha disminución o hacer todo lo contrario. El profesor Mike Berners-Lee ha apuntado a que si disminuyese la cantidad de emails que enviamos y no son de carácter urgente, por ejemplo, cuando lo único que escribimos es «gracias», reduciríamos las emisiones de CO2 considerablemente.